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sábado, 13 de septiembre de 2014

Las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Théo..8 de septiembre de 1888

8 de setiembre de 1888

Por fin, con gran alegría del dueño de casa, del cartero que he pintado, de los vagabundos nocturnos visitantes y de mi mismo, he pasado tres noches en vela, pintando, y he dormido durante el día.
A menudo me parece que la noche es mucho más viviente y ricamente colorida que el día.  Ahora, en lo que se refiere a recuperar el dinero pagado al dueño de casa con mi pintura, no insito, pues el cuadro es uno de los más feos que haya pintado. Es el equivalente, aunque distinto, de los comedores de papas.(1)
He tratado de expresar con el rojo y verde las terribles pasiones humanas.
La sala es rojo sangre y amarillo sordo, con una mesa de billar verde en el medio, y cuantro lámparas amarillo limón con irradiaciones naranja y verde.  Por doquier hay un combate y una antítesis de los verdes y los rojos más diversos, en los personajes de granujas dormilones, en la sala vacía y triste, del violeta y del azul.  Por ejemplo, el rojo sangre y el verde amarillento del billar contrastan con el verdecito tierno Luis XV del mostrador, donde se ve un ramo rosado.
La ropa blanca del patrón, que vela en un rincón de esa hoguera, se torna amarillo limón, verde pálido y luminoso...
Me place mucho que Pissarro encontrara algo en la Jovencita.
¿Ha dicho algo Pissarro del Sembrador? Más tarde, cuando haya llevado más adelante estas bñusquedas, el Sembrador quedará como el primer ensayo de este género.  El Café nocturno continúa al Sembrador, así como la cabeza del viejo campesino y la del poeta, si es que llego a ejecutar este último cuadro.
No se trata de un color locamente verídico desde el punto de vista realista del trampaojo, sino de un color sugestivo de alguna emoción de temperamente ardiente.
Cuando Paul Mantz vió  en la exposición, que vimos en los Campos Elíseos, el boceto violento y exaltado de Delacroix, La Barca de Cristo, cambió de parecer al manifestar en su artículo: ' no sabía que se podía ser tan terrible con azul y verde'.
Hokusai te hace lanzar el mismo grito, pero por sus líneas, su dibujo, como dices en tu carta: esas olas son garras, uno siente que el barco ha quedado apresado allí adentro.
Bueno, si uno pusiera el color justo e hiciera el dibujo exacto, no proporcionaría esa clase de emociones.

Se dispondrá de la habitación más bonita de arriba para alojar a alguien; trataré de convertirla en la medida de lo posible en algo semejante a un boudoir femenino relamente artístico. (2)
Luego estará mi dormitorio; lo deseo excesivamente simple, con muebles cuadrados y anchos: la cama, las sillas y la mesa, todo de madera blanca.
En el piso bajo, el taller y otra pieza que será igualmente taller pero, al mismo tiempo, cocina.
Un día u otro verás un cuadro de la casita misma, en pleno sol, o bien con la ventana iluminada y el cielo estrellado.
En adelante podrás creer que posees aquí, en Arlés, tu casa de campo. Pues me entusiasma la idea de arreglarla de una manera que te satisfaga y que sea un taller de un estilo absolutamente deliberado; así, pongamos que dentro de un año vengas a pasar las vacaciones aquí y en Marsella; la casa estará lista para entonces y, según en mi propósito, estará llena, de arriba a abajo, de pinturas.
La habitación donde alojarás entonces, o que ocupará Gauguin, si viene, tendrá en las paredes blancas una decoración de grandes girasoles amarillos.
A la mañana, al abrir la ventana, se ve la vegetación de los jardines y el sol naciente y la entrada de la ciudad...
En mi cuadro del Café nocturno, he tratado de expresar que el café es un lugar donde uno puede arruinarse, volverse loco, cometer crímenes. En fin, por medio de contrastes de rosa tierno y de rojo sangre y borra de vino, de verde suave Luis XV y de veronés en contraste con los verdes amarillentos y los verdes azulados duros, todo eso en una atmósfera de hoguera infernal, de azufre pálido, he tratado de expresar algo así como la potencia de las tinieblas en una taberna.  Y no obstante, bajo una apariencia de alegría japonesa y con la simplicidad del Tartarín.
Hasta ahora, el Sembrador y el Café nocturno son los únicos ensayos de cuadros compuestos que haya realizado.


(1) Se refiere al Café nocturno, de la colección de Stephen C. Clark, de Nueva York.

(2)Se refiere aquí al arreglo de una casa a la que Théo destino el producto de una pequeña herencia que acababa de recoger.

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